¿Qué es el ciberbullying?
El ciberbullying es una consecuencia de las nuevas tecnologías y que ha actualizado la figura tradicional del acoso escolar. Los elementos del delito son conductas de hostigamiento, humillación de forma reiterada de unos alumnos en situación de poder sobre esas víctimas que, generalmente, suelen ser más indefensas. La diferencia con el acoso escolar tradicional es que el ciberbullying se lleva cabo a través de las nuevas tecnologías; a través de internet, de redes sociales, chats, etc.
Fue en el año 2004 cuando, en el País Vasco, un menor se suicidó a causa del acoso escolar que recibía por parte de sus compañeros. Ese fue el detonante para que los poderes públicos tomaran las riendas de dicha problemática y se empezara a actuar para tratar de reducir los casos de acoso escolar, así como establecer diferentes formas de actuar ante un caso.
El acoso escolar entre menores siempre ha existido, pero, a diferencia de años atrás, antes era entendido como peleas sin importancia y conductas pasajeras entre niños y ahora tiene un importante reconocimiento en el ámbito social.
En este caso, podemos apreciar que el ciberbullying es una evolución del acoso escolar tradicional, pero no es un nuevo tipo de delito. El ciberacoso ha evolucionado partiendo del acoso escolar tradicional, y ha evolucionado de igual manera que la sociedad, la cual ha empezado a tomar el entorno online como una manera más de relacionarse y convivir. Podríamos decir que el delito de acoso escolar se ha desplazado del mundo offline al mundo online, llamándose ahora ciberbullying o ciberacoso.
La conducta típica del ciberbullying es, generalmente, la misma que la del acoso escolar tradicional, pero, a su vez, esta cuenta con ciertas particularidades relacionadas con el entorno online. Estas particularidades se centran en la utilización de las tecnologías y redes sociales para llevar a cabo dicho ciberacoso. En la mayoría de casos, víctimas y agresores tienen relación en el mundo offline, aunque, el acoso en el entorno online puede llegar a tener más espectadores que en el entorno físico debido a que las redes sociales proporcionan un gran alcance de espectadores. Además, el ciberbullying no tiene límite ya que puede llevarse a cabo desde cualquier sitio, así como en cualquier fecha y hora.
Según datos publicados por UNICEF (2019) uno de cada tres menores afirma haber sido, o ser, víctima de ciberbullying y, uno de cada cinco menores afirma haber faltado a clase voluntariamente a causa de dicha problemática.
Las redes sociales en las que se ha demostrado que existe más ciberbullying son Instagram, Snapchat, Twitter o Facebook, redes en las cuales siete de cada diez menores han sido acosados dentro de ellas.
Ciberbullying en cifras
Respecto a las cifras de ciberbullying en España, la fundación Save The Children publicó en 2019 los resultados de una encuesta que realizaron acerca del ciberbullying a, aproximadamente, cuatrocientos menores. Los resultados fueron los siguientes; más de trescientos menores afirmaron haber sido víctimas de ciberacoso y, casi doscientos menores afirmaron haber sufrido más de un tipo de acoso. Otro dato relevante que ofrecieron dichas encuestas fue que, entre menores, las niñas son más propensas a convertirse en víctimas de ciberacoso en comparación con los niños.
La Organización Internacional Bullying Sin Fronteras publicó su Primer Informe Mundial del Bullying (2022) señaló a España como uno de los países europeos con más casos de acoso escolar. Aunque este informe no trata únicamente el ciberbullying, sino que incluye el acoso escolar también, las cifras son preocupantes y es que siete de cada diez menores sufren, a diario, acoso escolar o ciberullying.
Debido a la reciente pandemia, la población se ha visto obligada a trasladar el ámbito social, y las interacciones sociales, al entorno informático. En este caso, el ciberbullying aumentó de manera astronómica debido al confinamiento domiciliario motivado por la pandemia causada por la Covid 19. Durante el periodo de confinamiento, las clases presenciales se desplazaron al entorno online mediante el uso de aplicaciones como Zoom, Microsoft Teams, Skype para así poder seguir con las clases. Como resultado, obtuvimos una situación en la que los alumnos se seguían relacionando, pero de manera online, con las facilidades que esto conlleva para infligir ciberacoso entre los iguales.
Es importante que los jóvenes estén alerta a los signos de acoso cibernético, y sepan cómo protegerse a sí mismos y a sus amigos. Algunos signos de acoso cibernético pueden incluir comentarios negativos, mensajes de texto y correos electrónicos ofensivos, y perfiles falsos o sitios web destinados a acosar a las víctimas. Los jóvenes también deben saber cómo denunciar el acoso cibernético, y deben estar dispuestos a hablar con alguien si se sienten intimidados o acosados.
El ciberbullying puede tener un efecto duradero tanto en las víctimas como en los acosadores. Puede afectar negativamente el bienestar emocional y psicológico de la víctima, y en algunos casos, puede provocar problemas de salud mental a largo plazo. El acoso cibernético también puede tener un efecto negativo en la reputación y el futuro de la víctima, ya que el acoso puede ser rastreado y puede tener consecuencias graves.
Es importante tomar medidas para prevenir y combatir el ciberbullying. Los padres, maestros y otros adultos en la vida de los jóvenes deben ser conscientes del alcance del problema del acoso cibernético y tomar medidas para prevenirlo. Los jóvenes también deben aprender a protegerse a sí mismos y a sus amigos en línea. Algunas medidas de prevención incluyen la educación sobre el uso seguro y responsable de Internet, el monitoreo activo de las actividades en línea de los jóvenes y la creación de un ambiente escolar y familiar positivo y solidario.
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